“La riqueza de un museo está en la variedad, la calidad de sus piezas, sus colecciones y la fidelidad de sus visitantes”
El director del Museo Etnográfico “El Caserón” (San Sebastián de los Reyes, Madrid), Pablo García-Rayo, dice en esta entrevista que el desafío de estos espacios de la cultura de nuestros antepasados está, por una parte, en que sean sostenibles y, por otra, en su conservación. A renglón seguido, plantea, además, que es necesario hacerlos atractivos para los jóvenes. Esa es la misión que tiene encomendada este responsable que guarda con desvelo miles de piezas, objetos, útiles y utensilios en homenaje a los vecinos que desinteresadamente donaron los fondos.
Texto y fotos: Ángel Antón
A grandes rasgos, ¿con qué patrimonio cuenta el museo etnográfico El Caserón?
El museo dispone de varias secciones: sección de documento gráfico, de indumentaria, de religiosidad popular, estancia doméstica de los años 30 ó 40 del pueblo, sección de instrumentos tradicionales, sala de oficios antiguos, biblioteca etnográfica de la que se surten para documentar las piezas que compone el museo. También contiene una sala de agricultura y ganadería, además pose vitrinas sobre el proceso de cultivo del lino y utensilios como la rueca, la fitera, etc. Existe un apartado dedicado a San Sebastián de los Reyes con fotos antiguas y utensilios de donaciones particulares. Por otra parte, El Caserón es una casa de labor de mediados del siglo XVII, el edificio más antiguo de San Sebastián de Los Reyes, restaurado de forma especial por el arquitecto José María Pérez, depende de la Universidad Popular José Hierro que se creó en 1980 y que está adscrita, a su vez, al Servicio de Cultura del Ayuntamiento. Dicha Universidad creó el Centro de Estudios Tradicionales en 1982 que empezó a comprar utensilios y en un momento dado se decidió a construir este museo por el volumen etnográfico alcanzado.
¿Qué lección puede extraer un niño, una niña, de San Sebastián de los Reyes que quiera rastrear lo que fue el pueblo hace 60/70 años?
Los niños que visitan el museo quedan sorprendidos de su contenido, sobre todo, de la estancia doméstica.
En los años 80/90 del siglo pasado hubo una elevada fiebre por inaugurar pequeños espacios etnográficos en poblaciones de la España interior. ¿Fue una decisión acertada?
Yo puedo hablar de la decisión de crear este museo y, sinceramente, pienso que fue muy acertada porque se consiguieron recuperar y guardar innumerables utensilios donados y abundante documentación etnográfica.
¿Piensa que el proyecto de viabilidad fue el correcto?
El proyecto de viabilidad resultó muy adecuado debido a la conjunción del apoyo en exclusiva del presupuesto municipal, con la voluntad de los creadores originales del museo.
¿Cuáles fueron las principales razones para crear el museo?
El Caserón se creó para recuperar y guardar la ingente cantidad de material etnográfico recopilado y donado.
¿Es sostenible social y económicamente?
Este museo resulta sostenible por el apoyo económico permanente durante toda su trayectoria que ofrece el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. Además del apoyo económico, es relevante el apoyo social de los visitantes que acuden año tras año al amplio y variado programa de actividades culturales.
Y, ¿cómo se logran esos objetivos?
Es fundamental el apoyo económico e institucional, amén de la voluntad de las personas amantes de las tradiciones que desarrollan emocionantes proyectos, como un amigo mío que es coleccionista y ha creado en su propio pueblo del norte de Palencia un museo precioso, que es ahora un motor económico de la zona.
¿Se puede decir que un museo puede tener su propia ideología?
La ideología es mantener tradiciones, cultura, utensilios y este propio edificio
de El Caserón de San Sebastián de Los Reyes que es patrimonio cultural del propio pueblo, que de no ser por este proyecto no existiría.
¿Es necesario procurar que el patrimonio que exhibe un museo etnográfico sea diferente a todos los demás?
En el Caserón conviven patrimonios culturales de diferentes regiones que hacen que sea muy atractivo para el público.
¿De qué manera conviven arte y antropología en El Caserón?
En nuestro centro museístico se combinan arte y antropología en sus instalaciones, exposiciones, así como amplios y variados programas culturales que atraen los mejores grupos folclóricos para deleite del numeroso público asistente.
Siempre se dice que los museos tienen una función educativa. ¿Qué hace El Caserón para cumplir con esta premisa?
La función educativa de este museo es primordial para gente mayor y sobre todo para los jóvenes. Es complicado que los jóvenes acudan en masa y fielmente como lo hace la gente mayor, por ejemplo, en las actuaciones de “Los viernes de la tradición”.
¿Cómo han llegado los medios digitales a El Caserón?
Yo mismo me he dedicado en mis ratos libres a digitalizar la ingente cantidad de archivos sonoros de música tradicional que dispone este museo, que de no ser así se perderían con el tiempo. A pesar de esto, queda todavía mucho trabajo de digitalización por hacer en el inventariado del material, por la complicación de dicha labor.
¿De qué manera puede medir un museo su riqueza?
La riqueza de un museo está en la variedad, la calidad de sus piezas, de sus colecciones y en la fidelidad de sus visitantes.
¿El Caserón sigue adquiriendo colecciones? ¿Dónde las busca?, ¿cómo las encuentra?
El Caserón sigue recibiendo numerosas colecciones, especialmente, de gente que dona piezas para que no se pierdan.
¿Cuándo puede estar convencido un colectivo social, una comunidad, de que los bienes culturales o la historia que atesora un museo son cosa suya?
La sociedad está convencida de que los bienes de un museo son también algo suyo cuando mayores y sobre todo jóvenes acuden a visitarlo en masa y cuando participan en sus programas culturales.
¿Dónde tiene la fragilidad el mundo de los museos actuales?
La fragilidad de estos museos está sobre todo en la financiación. Por suerte, El Caserón cuenta con una fiel y constante financiación municipal por parte del Ayuntamiento.
A su juicio, ¿cuál es el desafío de los museos etnográficos en el siglo XXI?
El desafío de estos museos está además de en el sostenimiento económico, en la conservación y en el mayor seguimiento que puedan hacer los jóvenes de toda la riqueza cultural que atesoran, a la cual hay que ofrecer atractivos programas culturales para que participen activamente en ellos.