Luis Antonio Pedraza, flautista y tamborilero

“No podemos estar todo el día llorando”

Luis Antonio Pedraza

Acaba de presentar su cuarto disco “Fierro” en el que incluye un guiño a las mascaradas, “Winter mask”. Luis Antonio Pedraza hace a casi todos los palos. Desde tenor en corales y director, hasta músico de clásica, jazz, folk,  popular o percusionista. Ha pasado por numerosos grupos y formaciones musicales. Igual participa en una banda que se integra en una orquesta o interviene en alardes de txistularis. No en balde comenzó a estudiar música a los 7 años. Licenciado en Historia y Ciencias de la Música, así como diplomado en Magisterio, este tamborilero, en realidad, flautista-tamborilero y mucho más, dedica todas sus energías a la música y a la educación, o a ambas. De ellas, vive y con ellas sueña.

Por Isaac Macho.

Fierro,  el título de su último disco, está dedicado a los habitantes del noroeste de la provincia de Zamora. ¿Por qué?

Al viajar por las comarcas Aliste, Tábara, La Carballeda y Sanabria encontré un elemento vertebrador en la Sierra de la Culebra: una sierra ferruginosa. Revisé la historia y llegué a la conclusión de que Aliste se pobló en la edad de Hierro y, más tarde, los romanos explotaron el mineral en las mismas minas de la Culebra. Hasta la misma toponimia de los pueblos nos da la razón: Ferreras, Sarracín, Ferreruela, San Pedro de las Herrerías… La elección de Fierro como título del disco no fue aleatoria. Recoge once temas dedicados a estas zonas entre los que tienen mucha importancia las mascaradas, el Lago de Sanabria, los bailes, los trajes, los ritmos, la fuerza, la energía de sus gentes…

¿La Sierra de la Culebra tiene rasgos musicales comunes?

Es cierto que la Sierra dela Culebra, por una parte, limita los territorios, pero, por otra, vertebra a los pueblos y gentes de esas comarcas limítrofes. Consciente de que estamos en una sociedad que tiene que buscar más lo que nos une que lo que nos separa, pienso que esta culebra amiga nos ha dado para nuestro disfrute instrumentos como la gaita de fole, los toques de pandereta,  ritmos como el brincao o las jotas, la dulzaina y, cómo no, los sonidos de las mascaradas.

A raíz de este nuevo trabajo, le han calificado de “herrero ancestral”…

Herrero ancestral guarda relación con las fuentes primarias, con las raíces donde he obtenido esas canciones, el primer contacto con esas tierras, la fragua donde he querido mostrar lo que hacemos los músicos folk: una reelaboración de esa música de raíz, el sitio donde le quitamos el polvo y le sacamos brillo, donde le ponemos los trajes de domingo, donde sacamos a la luz a esa música y donde la adaptamos al siglo XXI.

Pedraza ,el herrero ancestral

Entre las 13 canciones que tiene el CD, figura “Winter mask”, un homenaje a las mascaradas. ¿Qué aportan estos ritos a nuestra cultura?

Algunas mascaradas cuentan con una serie de melodías, a veces, compuestas y en otros casos tradicionales y propias. La melodía del Zangarrón de Sanzoles, por ejemplo, nos viene de tradición oral, pero la del Tafarrón de Pozuelo, sin embargo, es una composición reciente de Miguel Manzano. Sentía la necesidad de rendir un homenaje a estas celebraciones  que en su inmensa mayoría incluyen cencerros y melodías muy rítmicas que definen lo que son estas fiestas de invierno que van desde Navidad a Reyes. Titulé esta pieza en inglés Winter Mask para trasmitir ese carácter local que trasciende a lo universal. Tenemos que pensar que estamos en un territorio llamado mundo y si queremos poner en valor todo ese patrimonio tenemos que abrir esa ventana a otros continentes

-¿Qué resaltaría de la presentación del disco en el teatro Ramos Carrión compartiendo escenario con los diablos de Los Carochos de Riofrío y el Zangarrón de Sanzoles?

La salida de Los Carochos y el Zangarrón fue el momento cumbre del espectáculo. Quería plantear una función que fuera circular, que comenzara con un herrero golpeando un lazo de hierro y acabara de la misma forma. Mi intención era mostrar al público las dos únicas mascaradas de Zamora declaradas Fiesta de Interés Turístico Regional y, sobre todo, que los jóvenes las conocieran. El día de la presentación del disco reuní a mis amigos, a toda la gente que se dedica a la música folk de Zamora y les quise contar algunas de las maravillas que tenemos en nuestra provincia. Winter Mask fue, además, la canción bis del concierto. No puedo pedir más.

Luis Antonio Pedraza comparte escenario con Los Carochos y el Zangarrón

Se ha escrito que este último disco es un guiño a la expresión de moda, la España vaciada.

Hay que tener mucho cuidado con el uso de este término porque podemos banalizarlo y quitarle la gran importancia que tiene. Igual que he hecho anteriormente con otras comarcas como Sayago, en esta ocasión he querido rendir un homenaje a lugares como Moveros de Aliste, al tío París o al ti Francisco de La Torre. Con Fierro quiero poner en valor el patrimonio de estos sitios, hacer una llamada de atención en positivo no solo musical sino también culturalmente. Es fácil hablar de la España vaciada desde Madrid,Barcelona o desde otros núcleos urbanos. Lo difícil es contribuir a mejorar los territorios. Con este disco he pretendido provocar al público y cantarle a ese desierto demográfico del que hablan. Aquí estamos y somos y no vamos a ser más, quizás menos, pero vamos a poner nuestro granito de arena para que nos vaya un poco mejor.

Como en ocasiones, en Fierro se ha rodeado de algunas de las voces e instrumentistas más importantes de la música tradicional del país. ¿Cuál es el estado de la salud de este tipo de música en la actualidad?

Actualmente, vivimos en un proceso de lucha continua, una verdadera guerra civil contra nosotros mismos. La música tradicional, y en general la música folk, que es la que tiene cierta salida comercial, hoy vive días de crisis, como siempre, porque no es una música que esté en los medios de comunicación de manera permanente. No es una música que se escuche en las grandes cadenas de radio o televisión. En ese terreno tenemos siempre las de perder y todo lo que hagamos va a ser para mejorar. He querido reunir a estos grandes cantantes e instrumentistas para extender lejos su patrimonio, sus virtudes y su voz.

Como en ocasiones, en Fierro se ha rodeado de algunas de las voces e instrumentistas más importantes de la música tradicional del país. ¿Cuál es el estado de la salud de este tipo de música en la actualidad?

Actualmente, vivimos en un proceso de lucha continua, una verdadera guerra civil contra nosotros mismos. La música tradicional, y en general la música folk, que es la que tiene cierta salida comercial, hoy vive días de crisis, como siempre, porque no es una música que esté en los medios de comunicación de manera permanente. No es una música que se escuche en las grandes cadenas de radio o televisión. En ese terreno tenemos siempre las de perder y todo lo que hagamos va a ser para mejorar. He querido reunir a estos grandes cantantes e instrumentistas para extender lejos su patrimonio, sus virtudes y su voz.

Luis Delgado y Pedraza en la presentación de Fierro

¿A qué emociones nos puede llevar el hecho de que un castellano viejo interprete composiciones con el iraní Farzaad Kabiri?

La pieza Arabesca es, quizás, el tema menos contextualizado dentro del disco y el hecho de compartir los instrumentos tradicionales con Farzaad Kabiri es una demostración de que las distintas músicas locales no están reñidas con los conceptos universales. Podemos compartir perfectamente música que nos es próxima con otra de otras latitudes, radicalmente distinta. La música une y es el vehículo emocional que nos puede ayudar a entendernos los unos a los otros. Es un mensaje de esperanza, de convivencia y de paz.

Por su experiencia, ¿siente envidia sana por la manera en que aman los vascos su folclore, cómo lo defienden y el apoyo que reciben de sus responsables públicos?

Igual que de los vascos se puede hablar de otras realidades como Cataluña, Mallorca, Navarra y tantos sitios donde el folklore es la bandera de un pueblo. Desde luego nosotros no tenemos una identidad nacionalista como en esos lugares, sin embargo, social e históricamente estamos orgullosos de la importancia que tiene. Naturalmente, tengo envidia de lo que hacen las instituciones de otras comunidades porque se vuelcan con los profesionales y les apoyan, aunque también es cierto que ese apoyo hay que tomarlo con cierta cautela porque puede convertirse en un excesivo intervencionismo que puede desembocar en la utilización política de la música tradicional. Conscientes de que esto puede suceder, en mi opinión, es importante integrar y normalizar la música en la educación, dentro de la enseñanza reglada, pero sin perder el carácter espontáneo, natural, a pie de calle, que tiene el folklore.

A veces se tiene la impresión de que se ha llegado demasiado tarde a la recuperación del cancionero.

Yo a esa sensación le aplico la teoría de Darwin… Nos quejamos de que no hemos llegado a tiempo, de que teníamos que haberlo hecho de otra forma. No podemos estar llorando todo el día y pidiéndonos perdón a nosotros mismos por no haber podido grabar todo nuestro patrimonio musical. Se ha llegado hasta donde se ha podido y como ha pasado en la evolución de las especies de Darwin, han quedado las mejores canciones, las músicas que tenían más fuerza, que habían calado más en la sociedad. Al fin y al cabo, las canciones que han llegado son las que han sobrevivido.

Vivir al lado de Portugal,  ¿significa compartir  también su música?

Somos unos afortunados. Estamos en un contexto geográfico y cultural que envidian desde otros lugares donde piensan que Portugal es un espacio exótico aunque nosotros veamos a los portugueses como algo normal, pero, sí, somos unos auténticos privilegiados. Estamos en un territorio que es La Raya, raya que no es tal en realidad, porque somos los mismos a un lado y otro de la supuesta frontera política. Ellos y nosotros nos comunicamos de manera fluida, nos influimos mutuamente, aunque es verdad que no tiene nada que ver La Raya con la forma de verlo desde Madrid o Lisboa. En La Raya existe una verdadera interacción, el trato que tenemos no distingue a unos y otros, es una suerte poder enriquecernos y compartir proyectos y culturas con nuestros vecinos regados por el Duero, algo impagable.

A los jóvenes, ¿les interesa la música tradicional?

Quiero pensar que sí. Existe un movimiento fuerte de músicos en el ámbito nacional que se están formando en la música folk. Los conservatorios ya recogen programaciones con instrumentos tradicionales y eso implica que a los niños ya se les enseña desde pequeños este tipo de música. La labor de los músicos del siglo XXI es hacerla atractiva para poder llamar la atención de los jóvenes, encender esa luz, que sientan muy pronto esa sensibilidad musical. Tenemos que tener en cuenta que este planteamiento es importante teniendo en cuenta el bombardeo diario de los medios de comunicación, de internet y de las emisoras de radio con otro tipo de músicas que nos intentan educar en otra dirección siguiendo el comportamiento del rebaño. Creo que la música tradicional es una manera de rebelarnos contra todo esa forma comercial, una manera de autoproclamarnos hijos de esta tierra, hijos de un contexto, y que nos sirve para mejorar nuestra autoestima y nos reafirma como zamoranos y ciudadanos del mundo global, con identidad propia. En la actualidad, lo atrevido y provocador no es seguir al rebaño, no seguir las músicas del montón, sino todo lo contrario.

¿Llegará algún día en que colegios e institutos consideren a la música como una materia comparable a las Matemáticas o la Lengua?

Sencillamente, el día que la perdamos.

Y, ¿vamos en la buena dirección?

Hay mucho trabajo por hacer. Tendrían que implementarse las políticas culturales, desde el ámbito nacional, para favorecer ese acercamiento de los jóvenes a la música. Deberían incrementar el número de horas en las escuelas de música, sin olvidar los medios de comunicación que sería bueno que nos ayudaran a fomentar otro tipo de programación cultural.

¿Qué le debe la música tradicional a la cultura pastoril?

Los pastores eran auténticos creadores, artesanos inseparables de su navaja con la que tallaban huesos o madera, poetas a ratos, inventores… Eran realmente hombres de otro tiempo que nos transmitieron esa cultura. Ellos fueron los que asimilaron la tradición oral y nos legaron la cultura de la música tradicional, los romances y todo lo que tiene que ver con la Ruta de la Plata, esa autovía de cinco carriles llena de cultura, un auténtico cruce de caminos, de idas y venidas, de norte a sur, que ha propiciado que la cultura pastoril esté presente desde Zamora a Huelva.

¿De qué habla con el tambor, un instrumento del que no se separa nunca?

El tambor es la comunicación por antonomasia, es estar en contacto con mi otro yo, con mi ser, mi contexto, mi territorio, con mi pasado y con mi futuro. El tambor, -para mí la flauta y el tamboril son dos instrumentos pero es como si fuera uno solo-, es un talismán, un poder que te otorgan sobre otros instrumentos, como si tuviera ese duende que te hace estar en contacto con tu tierra, llenarte de valor y de historia a la hora de tocar la  música tradicional. El tambor fue un flechazo, un amor a primera vista, en cuanto conocí la interpretación de estos instrumentos me cautivaron. No sé hacer otra cosa.

Pedraza,flauta y tamboril,un corazón