Historia

En algún momento del Neolítico los pueblos agrícolas pasaron de adorar a sus antepasados medio animales medio hombres a venerar a los Demonios de la fertilidad, cuyas representaciones aparecen en insculturas ubicadas en Minateda (Albacete), la cueva de los letreros en Vélez Blanco (Almería) y en Jabbaren, el Sáhara Argelino.

En la antigüedad greco-latina aparecen dioses de la vegetación y la ganadería como el dios griego Pan, o los latinos Fruno y Luperco (al que protege contra los lobos), con aspecto de macho cabrío al igual que el otro demonio cananeo, Azazel, que antes fueron dios civilizador que enseñó a las mujeres el arte de la seducción con el maquillaje y a los hombre a labrar los metales para terminar siendo el demonio que recibió los pecados de Israel en forma de chivo expiatorio.

En la Edad Media el Demonio ya tenía las características del Espíritu del mal cristianismo que ya había recibido en el bajo Imperio (S. IV-V) y hasta hoy. Sólo puede decirse que en la actualidad perviven esos viejos espíritus o demonios de la fertilidad en un pequeño lugar de la Sierra de la Culebra después de miles de años.