“Las tradiciones son pequeñas linternas que nos alumbran en la noche”
Domingo Farras
Como ceramista, sabe por experiencia que las oportunidades de las artesanías del futuro pasan por el talento, el trabajo y la pasión. Para conseguirlo, Félix Sanz le añade sal –formación- y pimienta –especialización-. Licenciado en Historia del Arte y especialista en Administración de Industrias Culturales, el director de CEARCAL es consciente de que las herramientas digitales aplicadas a los oficios artísticos han venido para quedarse. Y por un momento, este artista plástico juega a mago: ¿cuándo verán sus ojos que la artesanía sea considerada un sector estratégico en la economía del país como ocurre ahora en Francia?
¿Cómo definiría el momento actual de las artesanías en Castilla y León?
Es un momento muy complicado, pero no sólo en el sentido menos optimista como consecuencia de la pandemia. A corto plazo se presenta un panorama complejo en el ámbito económico, pero con más o menos sufrimiento acabaremos superándolo. Ya vamos teniendo experiencia. También estamos viviendo un periodo difícil en cuanto al ajuste del sector a una nueva sociedad que ha sufrido un profundo cambio en los últimos 25 años. Nos enfrentamos a una sociedad que necesita encajar un nuevo modelo de la artesanía que nada tiene que ver con los oficios tradicionales. Ahora, la digitalización ha ocupado todo el ámbito social: el productivo, la comunicación, el consumo… El sector debe adaptarse a esta nueva visión del mundo.
¿Un país es más avanzado por abrazar las nuevas tecnologías, producir en cadena y olvidarse de las tradiciones y del trabajo artesanal?
No creo que en la actualidad estemos en esta situación. Es verdad que durante años la tecnología se había convertido en la nueva religión universal, pero las cosas están cambiando. Muchas personas han comenzado a comprender que no todo puede girar alrededor del hecho virtual y que es necesario mantener el contacto con aquellas cuestiones que nos hacen más humanos. Por ejemplo, las relaciones personales, el contacto con la naturaleza o el desarrollo de actividades que mantienen una relación con los materiales creando objetos que nos hacen singulares. Es como si hubiéramos pasado un gran terremoto y las cosas comenzaran a asentarse y encajarse formando un paisaje nuevo.
La Federación de Organizaciones Artesanas de Castilla y León (FOACAL) y el Centro Regional de Artesanía (CEARCAL), con la participación del Instituto para el Fomento del Desarrollo y la Formación (INFODEF-Valladolid), ha liderado el proyecto europeo Apoyo a la transición de los maestros y formadores artesanales a la era digital. ¿En qué consistía?
En este proyecto, ambicioso, hemos participado organizaciones de 6 países diferentes y la intención era dotar de habilidades formativas, en el ámbito digital, a los formadores en los oficios artísticos y tradicionales. Su objetivo no sólo se centraba en el uso de las herramientas digitales sino que incluía también la digitalización como una parte natural en los procesos de formación y aprendizaje de los oficios. La herramienta digital ha venido para quedarse y más allá de posibles lecturas excluyentes de esos instrumentos en la artesanía, la verdad es que son una gran oportunidad para mantener vivos numerosos oficios que, probablemente, acabarían desapareciendo por pérdida de competitividad.
¿Están muy lejos en el campo educativo las impresoras 3D, las herramientas de alta tecnología o el corte y grabado por láser?
Cada vez menos. Sobre todo entre los más jóvenes que se forman en las escuelas de arte. Las referencias digitales para este colectivo son una herramienta más, como unas tijeras o un torno.
A la vista del trabajo que les espera a los oficios artísticos en próximas generaciones, ¿qué futuro les augura a centros alfareros como los de Pereruela o Moveros de Aliste?
Las piezas del puzle van a ir encajando paulatinamente. Si alguien piensa que en estos pueblos van a mantenerse 15 o 20 talleres de alfarería como hace 50 años, está muy equivocado. Eso no significa que la actividad vaya a desaparecer, por supuesto. Probablemente, los oficios más tradicionales se acaben vinculando a actividades turísticas relacionadas con la etnografía y turismo activo o de experiencias, aunque sin duda también habrá algunos talleres -ya lo están haciendo- que tengan que adaptarse a la realización de nuevos productos sin perder sus señas de identidad. Prueba de ello es el aumento de la demanda de vajillas para hostelería y de consumo doméstico. Habrá que pensar en otra forma de hacer, en combinar el viejo oficio con otros materiales como el gres y la porcelana, pero desde luego tienen futuro.
¿Cómo interpretar que los consumidores españoles valoran los trabajos hechos a mano pero se quejan de su precio y compran poco?
Aquí seguimos arrastrando cierto complejo de hidalguía en el que siempre se ha menospreciado el trabajo manual por considerarlo ajeno a los procesos intelectuales. Espero que esto cambie poco a poco ya que los neurólogos afirman que el uso de las manos implica un desarrollo cerebral más potente que los trabajos sedentarios. En relación con el precio, creo que existe un enorme desconocimiento de cuáles son los procesos de trabajo que implica cualquier producto artesanal. Nadie se imagina qué sucede detrás de la construcción de un violín pero todos los músicos prefieren uno artesanal a uno construido industrialmente. Este desconocimiento de los procesos, técnicas y calidad de materiales también implica un bajo deseo por participar del proceso artesanal a la hora de comprar un objeto.
Una de las actividades regladas del Centro Regional de Artesanía se centra en los cursos formativos de las distintas disciplinas artesanas. ¿Cuál es el perfil de los alumnos?
Es completamente heterogéneo. Nuestro perfil es que no tenemos perfil. Conviven personas con intereses de ocio con personas que complementan sus habilidades profesionales y aquellos que buscan nuevos conocimientos para buscar una alternativa laboral. Tenemos gente joven, adultos y mayores procedentes de todos los sectores profesionales: médicos, ingenieros, camareros, mecánicos, operarios, administrativos, policías… y con paridad de género. Somos una “fauna” de lo más variada que uno pueda encontrar, algo que sin duda nos enriquece a todos.
¿Por dónde caminan las grandes líneas de las artesanías del futuro?
Fundamentalmente por la especialización. Un taller artesano debe tener muy claro cuál es el ámbito económico al que dirige sus productos y estos deben cubrir las necesidades del mercado, teniendo en cuenta aspectos como la calidad, sin olvidar el precio. Hay una enorme potencialidad de demanda, pero es necesarios que los artesanos y artesanas estén bien formados y que sean capaces de satisfacer a sus clientes con la excelencia.
FOACAL y CEARCAL recibisteis del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo a finales de 2019 el Premio Nacional de Artesanía por el proyecto “Únicos” que lleváis a cabo en las escuelas de arte de la Comunidad. ¿Cómo valora este reconocimiento?
Realmente, ha sido muy importante. Nosotros sabíamos que “Únicos” es un proyecto que merece el calificativo de relevante porque nos lo decían los alumnos y las alumnas así como los propios docentes. Pero el hecho de que fuera premiado, sin duda, ha sido como colocar un proyector hacia las administraciones e instituciones que empiezan a entender que los oficios creativos son algo fundamental para el desarrollo de la región y del país.
¿En qué consiste esta apuesta relacionada con los oficios creativos?
Es algo muy elemental. Llevamos a las escuelas experiencias de éxito, es decir, ponemos en contacto a los chicos y chicas con profesionales que hasta no hace mucho tiempo estuvieron sentados en una escuela igual o parecida a la de ellos y que construyeron su futuro en aquello en lo que se formaron y, sobre todo, que les apasiona. Queremos transmitirles que si los profesionales han podido conseguirlo, también podrán hacerlo ellos. Únicamente necesitan un poco de talento, mucho trabajo y toda la pasión del mundo. Es sorprendente ver cómo hay jóvenes que terminan sus estudios superiores en las escuelas de arte acaban tirando la toalla porque alguien les dice que lo suyo no vale para mucho. Se equivocan, ciertamente hay oportunidades y nosotros se lo demostramos.
Hay coincidencia en que la importancia de la artesanía radica en aspectos como su valor artístico y cultural. Pero, ¿puede considerarse un sector significativo en la economía regional o española? ¿Se puede vivir de ella?
Ese es el objetivo. De poco sirve un taller artesanal que no permite vivir con dignidad del trabajo que realiza. Otra consideración sería entender la artesanía como estudios etnográficos de una sociedad extinta. No nos interesa el estudio de los dinosaurios, nosotros vivimos en el actual ecosistema social y económico. En cuanto a su importancia económica, hay que recordar que la artesanía genera más de 6.000 empleos directos en Castilla y León con una casi igualdad de género. Estamos en numerosas actividades económicas como la moda, la arquitectura, el diseño gráfico y de productos, diseño publicitario, la música, el deporte, artes escénicas y audiovisuales, artes gráficas, artes plásticas, decoración, menaje…
La Junta y el resto de administraciones de Catilla y León, ¿apuestan por el sector?
Nos ha costado mucho, pero todos empiezan a entender la importancia que tienen los oficios creativos para la región y los jóvenes. Esta toma de contacto ha supuesto también un cambio muy importante a la hora de destinar recursos para la artesanía, aunque todavía nos queda mucho camino por recorrer.
¿De qué países, de qué zonas, de qué pueblos tenemos que aprender en cuanto a la promoción, el apoyo, la puesta al día de las artesanías?
No hay que irse muy lejos. Países como Francia, Alemania, Irlanda, Holanda, Bélgica, Chequia, Noruega, Suecia pero también Estados Unidos, Australia… deberían ser un espejo donde mirarnos. Hay muchos ejemplos y ni siquiera tenemos que inventarnos nada. En muchos casos, nos llevan más de 50 años de ventaja en el desarrollo de políticas para el sector artesanal. Por solo citar un ejemplo, diré que en Francia entienden a la artesanía como un sector estratégico para su economía nacional.
CEARCAL fue el primer espacio donde se presentó al público la exposición “Máscaras en acción: Los Carochos”, una muestra en cuya organización colaboró estrechamente el Centro. ¿Qué significó para vosotros este reto?
Sin duda, fue un éxito de público y audiencias en los medios de comunicación, pero para nosotros lo más importante guarda relación con que nos vincula con la raíz de los oficios artísticos ya que los ritos tradicionales nacen de la comunidad y esta es la misma fuente de todos los oficios tradicionales. El rito cumple una función esencial para los habitantes que lo crearon y lo mantienen, transmite enseñanzas atávicas para el conocimiento de la vida y los oficios tienen esa misma función de utilidad y servicio. Oficios tradicionales y mascaradas como Los Carochos van de la mano porque están en el origen de las comunidades humanas. Para nosotros fue un orgullo presentar y disfrutar de la magia y los símbolos que esconden estos seres tan extraños conocidos como Los Carochos.
¿Tendrán continuidad este tipo de propuestas sobre los ritos en vuestra sala de exposiciones?
Espero que sí. CEARCAL, como entidad, no recibe subvención pública alguna y le obliga a financiar por sí misma este tipo de iniciativas. No es una queja, desde luego, pero tampoco podemos olvidar que esta realidad nos obliga a ir un poco más lentos de lo que a mí me gustaría a la hora de programar estas actividades extras. De todas formas, parece incomprensible que el patrimonio inmaterial de nuestra región esté tan desatendido, sobre todo, teniendo en cuenta que muchas de estas tradiciones son ya los últimos testimonios reales.
¿Qué responde a quienes consideran que las tradiciones son cosa de personas mayores?
Pues que no se han enterado de nada de lo que les pasa en su vida. Estas tradiciones son como pequeñas linternas que nos alumbran en la noche. Es imposible entender cómo somos si no sabemos qué caminos hemos recorrido. Los ritos nos explican todas estas cosas: nos hablan del tránsito en la vida, del itinerario agrícola pero también del paso a la muerte, del renacer, del por qué es necesaria la comunidad para afrontar las incertidumbres que no tenían respuestas y que siguen sin tenerla. En resumen, los ritos nos hablan de nuestro yo más profundo, de sus miedos y anhelos. Las tradiciones les pertenecen a los mayores, pero también a los jóvenes y a los niños ya que todos participamos de las mismas preguntas sin respuesta.